La serpiente emplumada en américa, una probadita de cosmología mesoamericana.
La serpiente es
un animal presente en la mayoría de las mitologías de todo el mundo,
desempeñando tanto papeles oscuros, como la serpiente del mito de adán y Eva, o
Apep (gran serpiente egipcia que se enfrentaba a Re en el inframundo), como
benevolentes, tal es el caso de la serpiente arcoíris australiana o la
serpiente que llevaba consigo el propio dios Asclepio. Las culturas
mesoamericanas no se quedaron atrás y en sus mitos y leyendas aparecen
serpientes desempeñando un papel dual en la cosmología de estos pueblos.
Puedo citar
ejemplos tan claros, como el dios Quetzalcóatl o Kukulkán, los cuales son muy
conocidos, el culto a la serpiente emplumada en américa data desde los tiempos
del periodo clásico, aunque se especula que podría ser más antiguo. El culto
fue muy relevante durante el periodo preclásico, donde se relacionaba a la
serpiente emplumada con el agua y la creación misma del universo y el hombre.
Simbolismo.
En la
representación más conocida, de origen azteca, Quetzalcóatl representa al dios
del sol, señor de los cielos y el encargado de llevar la civilización al hombre
primordial, para los mayas esta misma descripción puede funcionar variando en
un atributo más, pues en las regiones del sur de México Kukulkán era adorado
igualmente como dios del trueno y del viento, algo así como un dios
atmosférico.
Para los
mixtecos, Coo Dzahui, como llamaban a su dios serpiente, era el intermediario
entre los dioses y los hombres, era el, quien recibió los conocimientos de los
dioses creadores y los difundió entre los hombres, podemos deducir con esto que
se trata de un dios civilizador y benefactor. Se le asociaba también a la
agricultura y era a él, a quien se le pedía buenas lluvias y abundantes
cosechas.
De sus
representaciones se han encontrado muchas en todo el territorio mesoamericano,
desde las pinturas rupestres encontradas en la laguna de Asososca en Managua,
Nicaragua, hasta el gran templo de Kukulkán situado en chichen Itzá. Por otra
parte, podemos encontrar relieves de la gran serpiente emplumada en la estela
19 de la Venta, el principal asentamiento olmeca del golfo de México.
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