Inmortales: Sejmet.

Una diosa egipcia que encarna el poder abrazador y destructor del sol, es la contraparte de la diosa Bastet, quien encarna al calor maternal y sanador del sol. Amabas hijas del dios Ra ofrecen sus servicios a su padre ayudando y castigando al pueblo de Egipto.

Sejmet es una diosa egipcia adorada principalmente durante el imperio nuevo, estaba muy asociada a la diosa Bastet, pues era considerada como su contraparte. Mientras Bastet representaba el calor maternal y benefactor del sol, Sejmet representaba el calor abrazador e hiriente de un sol enojado. Su nombre significa la poderosa, la terrible y se le consideraba la diosa de la venganza y en menor medida la de la guerra.

Es representada como una leona o en forma semihumana, como una mujer con la cabeza de este animal, pero con melena, lleva un disco solar sobre la cabeza y en ocasiones un ureo (cobra protectora) en sus manos porta un bastón con una flor de loto y un Anj (cruz ansada) el cual representa la vida. Su vestimenta es la típica túnica egipcia.

Su origen se relata como hija del dios Ra, ella se encargaba de aplicar los castigos que su padre designaba a los mortales que ofendían al dios, en la mitología se cuenta que ella era una de las protectoras de la barca de Ra, mientras esta pasaba por el mundo de los muertos, aquí su principal enemigo era la monstruosa serpiente llamada apofis.

Su culto se extendía por varias ciudades del imperio como Karnak, Luxor, Menfis, Letópolis y muchas regiones del delta del Nilo. El templo más importante para su culto estaba situado en Menfis, ya que era considerada como una de las integrantes de la triada de ese templo. Esta triada la formaba junto a Ptah, su esposo y su hijo, Nefertum.

En su culto se incluye la festividad de la embriagues, junto a Bastet, también se sacrificaban animales en su honor y se ofrecía la sangre de estos para calmar la cólera de la diosa. En otras tradiciones era esta diosa la que encarnaba las paciones desenfrenadas. En ocasiones también se le representaba con la cabeza de un cocodrilo.



El respeto que los egipcios sentían hacia esta deidad fue tan grande que incluso el faraón Amenhotep III encargó que realizaran al menos 365 estatuas de Sejmet, con el fin de poder realizar una oración diaria y así tratar de mantener en calma a esta diosa tan fiera y con esto evitar que trajese la guerra o las pestes sobre Egipto.

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